lunes, 6 de junio de 2011

Crónica segunda.

Llevo dos noches en esta gruta, dos noches cerca de mi señor, no come, no habla, solo lee los pergaminos que le entregué al encontrarnos mientras remueve su caldero al fuego y añade ingredientes que no soy capaz de distinguir, el primer día pensé que era nuestra comida, pero a día de hoy no me atrevería ni a meter un dedo dentro de aquel engrudo borboteante, no he hablado con nadie en muchos meses y esperaba poder establecer algún tipo de conversación con mi señor, pero tan solo me dirigió unas palabras al pagarme lo acordado y fueron para decirme que me quedase en esa cueva con el unos días más.

Empiezo a tener miedo, al principio, cuando me contrató pensé que se trataba solo de un viejo erudito, pero cada vez lo tengo menos seguro, cuando piensa que estoy dormido le oigo murmurar en un idioma que hace que las corrientes se alteren y mi alma se hiele, creo recordar haber leido algo similar hace un tiempo en algún tratado antiguo, espero equivocarme pues sería aterrador...

Empiezo a pensar que su seudónimo puede no ser tal, y ahora me encuentro aqui escribiendo para tratar de evadirme de esta situac

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