lunes, 6 de junio de 2011

Crónicas de la muerte.

Mi señor descubrió lo que estaba escribiendo...
No pude terminar...

Su gélida mano me agarró del hombro sin que me diera cuenta de cuando se había acercado a mi y comenzó a reírse a carcajadas...lo extraño es que fueron unas carcajadas muy humanas, más humanas de lo que hubiera imaginado jamás al menos...al levantar la cabeza vi que su caldero ya no estaba al fuego y al mirar hacia atrás descubrí su figura esperando en su jergón e invitándome con una mano a sentarme junto a él.

Me dijo que si tanto interés tenía por él que tal vez debería ser su biógrafo particular...echó mano a un saco que tenía debajo del jergón y me dejó caer encima varias monedas de oro de su interior...no se si por codicia o si por el miedo que produce su presencia pero acepté...

Parece que he acertado con mi decisión pues nada mas aceptar se despojó de la capucha para permitirme verle la cara...

Para mi sorpresa era un hombre en su treintena mas o menos, sus ojos destellaban de una manera tan extraña que era difícil definir su color, su piel estaba curtida por el sol y tenia el pelo recogido en una coleta negro azabache con un mechón cano platino ladeado a la izquierda...se dirigió a mi y me dijo:

Eres ahora mi sirviente, uno mas de los que he tenido a lo largo de mi vida, pero el único vivo a día de hoy, nadie conoce mi cara excepto tu y así debe seguir siendo hasta el día en que me muera y tu des a conocer nuestras vivencias, quiero que sepas que si en algún momento traicionas mi confianza daré contigo tarde o temprano y te someteré a algo peor que la peor de las torturas que puedas imaginar...

Y así entré a su servicio de por vida, atado a un señor sin nombre ni origen conocido, al menos por el momento...

Bel-nuth Siervo de la muerte...

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